La fiebre de convertir lo plano en curvo no solo afecta a los televisores, ahora parece haber llegado también a los sensores fotográficos donde -todo sea dicho de paso- al menos tienen una utilidad técnica: mejorar la calidad de imagen.
Según la IEEE Sony ya dispone de un sensor de imagen curvado y muy probablemente será integrado en su futura Sony RX2, la segunda generación de su compacta Full Frame con objetivo fijo 35mm f/1.8 que está al caer. Vamos, una apuesta calculada que es fabricada casi de forma artesanal cuidando al máximo cada componente, y que sin duda es el mejor campo de pruebas para este tipo de experimentos.
En un sensor curvado, los fotodiodos de las esquinas están orientados hacia el centro óptico del objetivo de una forma similar a lo que ocurre de forma natural en el globo ocular. Esto significa que los rayos de luz inciden directamente sobre cada píxel en vez de de forma oblicua, que es lo que ocurre en los sensores planos. Este truco no solo genera una imagen más fiel y también reduce el ruido en las zonas periféricas, ya que la relación señal ruido se mantiene igual que en el centro.
Este tipo de sensor es más complicado de fabricar y sobre todo está diseñado para trabajar en un rayo de focales concreto (no funcionaría muy bien con los zoom, salvo que se pudiese curvar de forma dinámica). Entre las ventajas de un sensor curvado encontramos una reducción de las distorsiones ópticas en las esquinas y un reparto de la luz más equilibrado que se hace más evidente cuanto más luminoso sea el objetivo.
Así pues, nos quedamos a la espera de confirmar el uso de este sensor curvo en la RX2 y poder comprobar si se nota la diferencia de calidad o se queda solo en una bonita teoría.
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